Solos interiores: una historia de deseos ocultos y blusas desenmascaradas

En los confines de una oficina, una niña pequeña con grandes pezones y pechos grandes, adornada con pendientes largos, se sentó en su escritorio, sus pies pequeños y desnudos aceitados y visibles debajo de su falda negra. No llevaba sostén y su blusa estaba desbocada, revelando una brillante extensión de piel. Con una sonrisa en sus labios y en cascada de pelo sobre su hombro, se perdió en los golpes rítmicos de su mano mientras realizaba un acto privado, el pene venoso de su pareja de pelo rojo en la vista simple. La silla de oficina, la computadora, el teclado y el monitor eran meras props a este ritual secreto.

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